La gorra del capitán
En el aire hay una muy alta probabilidad de que se te pierda lo que lleves de tocado sobre la cabeza. Mucho más si eres un asaltante de embarcaciones aéreas, sea, pues, un pirata del aire. Por eso es que daba tanta curiosidad ese atavío del capitán. Con esa gorra lo conocieron; gente ha muerto cayendo al vacío antes que él, en las correrías y los abordajes que en el aire se hacían, pero esa gorra no cayó nunca de su cabeza. Por supuesto, se la sacaba cuando no hacía falta, descubriendo una cabeza bien poblada. Pero era su distintivo, su insignia; hasta hubo quien propuso que sea la insignia de la aeronave, en vez de ese mono gigante y feroz. Esa historia la conocí. Por eso me gusta lucir una. Se dice que el capitán murió el día en que su gorra se perdió pero su cuerpo nunca fue encontrado. Y, pues, me gusta porque representa justo eso. Y porque me tapa un poco del sol, y ya paso mucho tiempo parado siendo arquero como para tener que bancármelo. Además, soy el capitán del equipo
