Pensando en ti
Las pastillas al lado del teclado y sobre la mesa de noche. El pulso, arruinado. Ojeras. Sobreejercitación. Pesadillas.
Horas de horas frente al computador y al lado de cerros y cerros de libros. Amigos, mejor los virtuales, saben más. En el estudio, en su habitación, en la heladera y en su billetera, un recuerdo. En su mente, una obsesión angustiosa. Desde el día de la invasión, lo único que le mantenía atado a la realidad era esa voz aterrorizada de su amor, ese último grito que se alejaba vertiginosamente del teléfono y ese "tiiii tiiii tiiii tiiiii".