Bre - Baje
Tropecé con una botellita pequeñita cuando caminaba la otra tarde bajo la lluvia de un implacable noviembre mientras pensaba "qué clima... quien se proponga hacer una oui-ja en este y los siguientes días, realmente puede arruinarlo todo". La tomé del pequeño charco en el que estaba semihundida y vi que en letras pequeñas decía "Este es un espacio político contratado. Si los síntomas persisten, consulte a su médico"; le saqué la tapa que tenía y escuche ruido... ¿Qué clase de líquido hace ruido? "Todos pues, ¡dah!", me respondí teniendo en cuenta que cuando el río suena piedras trae. Puse una gota del tal sobre mi dedo índice; para mi sorpresa comencé a sentir cómo mi mano se levantaba sola, se cerraba sola todos lo dedos excepto el índice, con el cual apuntaba hacia el frente.
La falange de mi dedo índice halaba de mí; corrí tras de ella como unos dos minutos, hasta que dejó de apuntar hacia el frente. No sabía dónde estaba. Pensé: "si pasó eso con mi dedo, ¿qué pasará con mis ojos?" Tomé una gota en mi otro dedo índice y froté mis ojos. Cuando abrí los ojos miré de nuevo la botella y esta vez decía "En caso de emergencia rompa el cristal"... ¿Cual cristal? La lluvia se había quedado a medio caer a mi alrededor, como en una foto, yo en medio de ella. Las gotas hablaban. "¿Y ahora qué hago?", me preguntaba; "Haz llover", me dijo una pequeñita. "¿Podré tal cosa?", a lo que me respondí "probemos".
Las gotas cayeron de nuevo, pero yo ya no me mojaba. Miré de nuevo a la botellita, y ahora decía "Advertencia: venenos que prepara, no se tome". Me asaltó una duda; "no, no te has vuelto un fantasma", me respondió un granizo que me dió en plena frente, "es sólo que tu paso es silencioso". "Bueno, si no me he vuelto un fantasma puedo hacer que esto pare", y en cuanto acabé de pensarlo, paró de llover.
Mi dedo apuntó al cielo, más bien halaba de mi hacia el cielo; ni bien lo pensé, miré hacia abajo y vi que estaba parado en el aire. Recorrí las nubes; sobrevolé particularmente esa negra que amanece con las ciudades. Miré a la botellita, que esta vez me recomendaba: "la falta de voluntad es peligrosa para su salud. Ministerio de Obras Publicas del Ecuador". Entonces supe que era momento de bajar, y momento de saber que puedo volar a voluntad. "Sabiendo eso no perdía el tiempo caminando" pensé, y casi me pego de cara contra este lindo planeta. Noté que me dolía algo que no era exactamente mi espalda.
Miré a la botellita, que esta vez decía: "Profilaxis: continuar escribiendo, continuar imaginando, continuar buscando, continuar oyendo". "Ni hablar, continuemos", me dije. Y continúo el viaje, hasta hoy.
P. D.: esta no es una parodia de mi vida, es un experimento de cuento corto con S. S. S. como personaje central. ¿Qué tal me quedó?
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